miércoles, 7 de marzo de 2012

Dos ciudades, una historia


“La muerte es un remedio de la Naturaleza para todas las cosas y la Ley no tenía razón para ser distinta”. Tal vez usted, al igual que yo, nunca imaginó que algo que regularmente lo hemos catalogado como trágico, irreparable y doloroso, es a su vez un “remedio”.

Es así como se describe en el libro “Historia de dos ciudades” este proceso natural de los seres humanos. En realidad está totalmente ligado a la trama del cuento, pues Sydney, un hombre enamorado, mas no correspondido, ve en la muerte el “remedio” no precisamente para él, sino para el ser de quien está enamorado. ¿Increíble? ¿Triste?... INESPERADO

Y es exactamente así como se podría describir este libro, pues trama tras trama le hace enredarse en una historia que cuando comienza a tener el famoso “final feliz”, rápidamente le envuelve en otro. Como Arjona en su canción “Por qué es tan cruel el amor”: “me ata y desata y luego de a poco me mata, me bota, y levanta y me vuelve a tirar”, es exactamente ese el trayecto que le despierta esta historia.

Sí, muy interesante como desarrolla el autor la… ¿El autor? Sí, el autor. El famoso escritor Charles Dickens, quien 200 años después de su nacimiento, sigue cautivando, como en los principios, a los lectores, lo cual lo nos hace catalogarlo inmediatamente como uno de esos escritores que logran lo que no muchos: convertirse en un “Clásico”.

Y por ser precisamente eso, un clásico, es de interés público conocer un poco de su historia:

Y en efecto, un 7 de febrero 200 años atrás, en Portsmouth, Inglaterra, nace Charles John Huffam Dickens, uno de los más reconocidos escritores de la literatura universal.

A pesar de que la pobreza y las deudas siempre caracterizaron a su familia durante su niñez, a temprana edad, mostró interés por el estudio de la cultura y la lectura, especialmente de novelas picarescas. Su primer trabajo fue en una zapatería y posteriormente fue taquígrafo, pero fue su período de cronista en el “True Sun”, el que le abriría las puertas al mundo de las letras. Para 1834, Dickens se destacó como periodista político en el “Mornin Chronicle”, lo cual influyó en sus obras y hace que sea calificado como un escritor con “aguda crítica social”.

Esposo de Catherine Thompson Hogarth y padre de 10 hijos, con quienes viajó por un tiempo a Estados Unidos, hecho que no pudo evitar plasmarlo también en sus obras como lo hizo en “Notas de viaje Americanas”. Asimismo, continuó publicando obras que poco a poco le fueron dando prestigio. Entre las más reconocidas de ese período de su vida están: “Los papeles póstumos del club Pickwick”, “Oliver Twist” y “La tienda de antigüedades”. Este prestigio, le valió regresar a EEUU, en donde fue criticado por su postura anti- esclavista que manifestaba en “Notas de viaje americanas”, lo cual, como contraparte, lo obligó a escribir “Canción de navidad” a manera de reconciliación con la sociedad.

En 1858 se separó de su esposa. Algo que marcó un punto importante para la separación de la pareja fue cuando Charles fue al encuentro de María Beadnell, su primer amor. Después de este encuentro hasta los amigos de Dickens decían que había cambiado.

A pesar de su divorcio, Dickens continuó escribiendo y dando conferencias. Su amigo Wilkie Collins le brindó un lugar para vivir. Juntos escribían relatos e intercambiaban ideas para sus novelas.



En 1865 Dickens sufrió un accidente, un choque ferroviario. Luego usaría esta terrible experiencia para escribir historia El hombre-señal en la cual el protagonista tiene la premonición de un choque ferroviario.

Charles murió cinco años después del accidente, el 9 de junio de 1870, luego de sufrir una apoplejía. Aunque se trató de respetar su deseo de privacidad, un epitafio que decía: “fue simpatizante del pobre, del miserable, y del oprimido; y con su muerte, el mundo ha perdido a uno de los más grandes escritores ingleses” estuvo en circulación.  “Su gran sueño fue el de ser libre y lo consiguió siendo escritor.”

En efecto, la libertad no consiste únicamente en elegir qué hacer y qué no hacer. La libertad consiste en elegir el bien, pues al elegir el mal, me hace dependiente de algo (una mentira, un vicio, un sentimiento como la venganza) y por tanto, pierdo la libertad.

El “bien” que Dickens eligió y plasmó en el libro “Historia de dos Ciudades”, es hacer ver al lector, cómo una pequeña porción de agua que separa a Inglaterra de Francia, hace que existan dos realidades, dos sociedades totalmente opuestas, tanto en ideologías, como en aspectos culturales, políticos y económicos. Y eso refiriéndonos a dos países, sin embargo, esta es una situación que especialmente en los países de Latinoamérica, es fácilmente perceptible también dentro de un mismo territorio.

Y a modo de confesión, debo admitir que nunca había leído un libro de Charles Dickens. Lo oía mencionar, sí; vi la película de Oliver Twist, sí; pero nunca había tomado un libro ¡Qué manjar me había estado perdiendo! El dominio con el que el autor escribe y describe las ciudades, la política, la sociedad y los personajes, es notorio a primera instancia, lo cual me hace sentir que no solo me entretiene, también, a pesar del tiempo transcurrido, me forma e informa.

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