lunes, 23 de abril de 2012

"SUEÑOS DEL CORAZÓN"


“Detrás de un gran hombre, hay una gran mujer” nos suele acostumbrar a oír la sociedad. Esta popular frase que, para bien o para mal, sabe acoplarse a lo que hoy puede llamarse parte de la “Historia de Nicaragua”.

Es así como se inicia a narrar el papel que Violeta Barrios Torres hizo en dicho país. A los 25 años de edad contrajo matrimonio con Pedro Joaquín Chamorro Cardenal, quien a su vez, fue el principal luchador contra el régimen de los Somoza. Luchó por un país libre e independiente, al punto de perder la vida, sin embargo, dejó un gran legado de lucha y liderazgo, que fue indudablemente adquirido y superado por su esposa.

Hasta donde mi conocimiento abarca, no conozco ni un solo país de Latinoamérica que no haya sido sometido a una dictadura. Tan ambiciosa como puede ser la política, que llega al poder de quienes en su afán por poseer más (política, social o económicamente hablando) se creen en el derecho de destruir una sociedad democrática y autodenominarse omnipotentes. Pero este artículo no es para criticar a ese tipo de personas, aunque cabe mencionar que es a raíz de precisamente una dictadura, en este caso de la familia Somoza, en Nicaragua, que surge la figura protagonista de la historia: Violeta Chamorro.



DETERMINACIÓN Y VALENTÍA, son dos palabras que perfectamente describen a esta mujer, que, sin duda alguna, representa cómo el género no influye en la capacidad de liderazgo que una persona pueda tener, no solo frente a grupos pequeños como una familia, sino también ante un país.  ¿Qué fue lo que realmente hizo que Violeta Chamorro obtuviera ese éxito en un país que se ha caracterizado por años, por tener un machismo arraigado y sobre todo, en unas condiciones políticas poco favorables?

Pues sorprendentemente, no es el primer ni último caso en el que se puede observar cómo el periodismo y la política tienden a converger en cierto punto. En este caso, se aplica a Violeta Chamarro, quien luego de ser directora del periódico “La prensa”, la vemos involucrada en un partido que competiría contra los Sandinistas, un grupo de políticos rebeldes, que al igual que lo hacía el partido de Chamarro, buscaban derrotar la dictadura. La diferencia, es que los sandinistas lo hacían con una ideología totalmente distinta, eran declarados marxistas- leninistas.

Justo cuando Chamarro comienza a involucrarse en la política, en otros países de Latinoamérica ya habían salido a flote otros revolucionarios con la tendencia política de los sandinistas. Esto produce una reacción en países como Estados Unidos, que al verse levemente “amenazados” con un gobierno así, deciden apoyar a la oposición, el partido Unión Nacional Opositora, UNO. Es así como en un momento de penumbra, de represión, inseguridad social e inestabilidad política, el liderazgo de esta mujer le permiten convertirse en la primera mujer presidente de Nicaragua y de Centroamérica.



En pleno siglo XXI, persisten criterios que impiden a una mujer obtener cargos que representen poder o autoridad frente a otros. Sin embargo, tenemos grandes ejemplos dignos de mencionar como lo son actualmente Dilma Rousseff, Cristina Fernández y Laura Chinchilla. Todas ellas, mujeres que no han tenido miedo a los prejuicios de la sociedad y han dado el paso a romper la brecha que por tantos siglos nos han mantenido a las mujeres al margen, lejos de emprender con un papel protagonista en la sociedad.

“Quien no conoce su historia, está condenado a repetirla” nos recuerda la popular frase. Nos enseña la importancia que recae en conocer y entender nuestro pasado, para no cometer los mismos errores y avanzar en círculos. Pero también nos llama a conocer y repetir las cosas buenas que se han hecho. Y por qué no, a las personas que han logrado grandes cambios positivos en la sociedad.

Y si hablamos de esperanza, la esperanza es lo último que se pierde, cuando descubrimos que no somos solo nosotros quienes deseamos hacer un cambio en momentos cuando parece que todo está perdido, que las cosas no están a nuestro favor y que lejos de mejorar, pareciera que caemos en un hueco aún más profundo. Si darse por vencido ante las adversidades fuera la mejor solución, seguramente la historia de Nicaragua y me atrevo a decir, de Centroamérica, no sería la que hoy conocemos.

Lo importante, es no dejar que ese espíritu sediento de justicia, de igualdad, de superación y de lucha por el bien, no desista nunca. Y personalmente, estoy en la disposición de Pedro Joaquín Chamorro, de dar todo por el todo cuando el ideal que se persigue es justo; al punto de dar la vida por la patria. A veces el miedo nos aleja de lo que deseamos, pero cuando logramos vencerlo, somos capaces de vencer cualquier obstáculo y lograr nuestras metas.


No es preciso que debamos ser sometidos a una dictadura o vernos amenazados por el comunismo, para que despertemos a tantas otras cosas que suceden a nuestro alrededor. HOY es el momento para que entre nosotros surja, por qué no, una Violeta Chamorro, capaz de enfrentarse a todo y demostrar que cuando los SUEÑOS DEL CORAZÓN se persiguen, esos sueños se vuelven realidad.